Cada tanto me topo con algún video “positivo” que plantea cuestiones de cómo hacer para vivir bien, feliz. Y dicen que tenemos que controlar nuestra mente, tener sueños e ir detrás de ellos y ser disciplinados, dejar de ser holgazanes, que todo esta en los pequeños actos, que no esperemos nada de nadie, ni que importe lo que digan los demás, que confiemos en nosotros/as mismos/as, que soltemos y soltemos, que vinimos a ser felices, que vivamos el aquí y ahora, que disfrutemos y bla bla…

Bueno, todo suena muy lógico y muy sabio, muy práctico. Algunos consultantes y gente conocida (claro, no mis amigos y familia), tienen de mí una imagen muy halagadora, piensan que soy muy tranquilo, que tengo objetivos e ideas claras, que soy disciplinado, que fluyo, en fin que la tengo clara y me va bien, llegaría a ser casi a ser un “modelo”, un ejemplo jeje. En realidad, no solo piensan eso de mí, sino de otros profesionales de la salud, personajes  o personas que conocen que tienen pareja, familia “bien constituida”, un buen trabajo, dinero, éxito.

Bueno, es una cosa muy de humano occidental idealizar a otras/os, pensar que los demás tiene una vida mejor que la nuestra, que vivir es hermoso y me lo estoy perdiendo, que soy el único que sufre y está perdido como perro en cancha de bochas.

No significa que yo sea un desastre, pero más de lo que quisiera me encuentro tan perdido como el resto de los humanos, mi mente de continuo me miente y le creo y se descontrola, he llegado a la conclusión que no lograré dominarla por más meditación y psicología Cognitiva, sigo intentando conocerla. Y me pasan las cosas indeseables que a cualquiera, mis herramientas como psicólogo, me sirven hasta ahí, y bueno un dentista tampoco puede hacerse a sí mismo un tratamiento de conducto. Y respecto de mis objetivos, a veces los tengo claro y otras veces, se me mueven, dudo y termino todo un domingo deprimido. Y sigo trabajando el enojo y el miedo después de los 50. Esta claro que no creo en las propuestas fáciles, prácticas y disciplinatorias de los videos, los libros, las super técnicas sanadoras o algún vendedor de ilusiones. Siempre he sido un escéptico optimista. Escéptico, porque no me creo todo a primera vista. Optimista porque estoy convencido que nosotros no tenemos el poder de manejar mucho nuestra vida, que como dice el Psicólogo  Joan Garriga, la vida es más grande que nosotros, y nos pasa lo que tendrá que pasarnos para que algo aprendamos, que no es un castigo, es un proceso, y a veces un destino. Por lo tanto, cada vez que me pierdo, intento aflojarme y transito la angustia, me doy espacio, a veces comparto con mis amigos lo que me pasa, eso me ayuda, y sigo haciendo terapia y tenis.  Aprendí a habitar la incertidumbre, intentar abrazar el misterio de la vida, honrar el no saber, y no juzgarme ni culparme por ser vulnerable. Cuando en mi vida tomo decisiones, nunca estoy del todo seguro, no soy muy seguro que digamos, solo que aprendí a correr riesgos y lanzarme al vacío, única forma de volver a sentirme vivo y que participo del mundo, porque para algo vine, y vos también. O sea, no me considero ni ejemplo ni modelo de nada, no espero que ni mis hijos hagan lo que yo hice, y menos los consultantes, creo que cada uno tiene su vida y hay que jugársela, y hacer lo que uno crea mejor, y equivocarse esta perfecto, siempre hay posibilidad de rectificar aceptando las pérdidas, haciéndose cargo y siendo consciente. No necesito ser un modelo de salud mental para ser psicólogo, claro que en mi caso lo que me ha ayudado a desempeñarme con relativo éxito, además del estudio y capacitación, es el profundo trabajo y compromiso conmigo mismo, que no es otra cosa que ir sacandome las vendas de los ojos, aceptándome y viendo que ni yo soy perfecto, ni mi vida es perfecta y que nunca lo será, y que aun así puedo vivir, puedo llorar cuando las cosas no son como esperaba y reír cuando disfruto, enojarme cuando me frustro, pedir ayuda cuando no puedo solo,  ser sincero y amar aunque duela. No soy más que nadie, pero tampoco menos.  Y así me va bien, aunque nada es como yo pensaba, y aprendí a crear sin recetas.

«En la vida todo lo que elegimos por su levedad no tarda en revelar su propio peso insoportable» – Italo Calvino